La Reina Sirikit dedicó décadas a mejorar las vidas de las comunidades rurales de Tailandia. A través de numerosos proyectos de desarrollo real, viajó a aldeas remotas para promover la atención médica, la agricultura, la educación y la infraestructura — cerrando la brecha entre el centro y la periferia.

El estilo refinado de la reina Sirikit introdujo la elegancia tailandesa al mundo. Su uso de la seda tailandesa en eventos reales y su colaboración con diseñadores globales elevaron la imagen cultural de Tailandia en el escenario internacional.

Cuando el rey Bhumibol entró en la orden de los monjes en 1956, la reina Sirikit sirvió como regente de Tailandia. Su liderazgo simbolizó la fuerza, unidad y continuidad de la monarquía durante un período histórico.

Como Presidenta de la Sociedad de la Cruz Roja Tailandesa, la Reina Sirikit lideró misiones humanitarias en Tailandia — ayudando a refugiados, víctimas de inundaciones y desastres, y a aquellos en necesidad médica con compasión y dedicación.

El cumpleaños de la Reina Sirikit, el 12 de agosto, fue declarado el Día de la Madre en Tailandia. Su cuidado y compasión a lo largo de su vida la convirtieron en una figura materna para la nación, inspirando a generaciones de tailandeses a honrar la maternidad y la bondad.

Revitalizó el antiguo patrimonio textil de Tailandia, fomentando el tejido tradicional y estableciendo la Fundación SUPPORT. Su trabajo aseguró que la seda tailandesa y la artesanía se convirtieran en símbolos reconocidos internacionalmente de la cultura tailandesa.

Su Majestad defendió la protección del medio ambiente a través de iniciativas como el Jardín Botánico de la Reina Sirikit y proyectos de conservación que protegen los bosques, el agua y la vida silvestre de Tailandia para las generaciones futuras.